Una leyenda urbana es un relato popular de carácter tradicional que se distingue por una cuestión fundamental: tiene elementos sobrenaturales e inverosímiles, pero a pesar de eso se presenta como un hecho real que sucedió realmente.
Estas historias suelen relacionarse con las supersticiones; sin dejar de mencionar que muchas veces tienen como punto de partida sucesos verdaderos, aunque éstos son exagerados, distorsionados y combinados con detalles ficticios. Otro aspecto que destaca a las leyendas urbanas, y bastante curioso por cierto, tiene que ver con que dejan una moraleja.
Por lo general, este tipo de relatos se transmiten de boca en boca, aunque las redes sociales, los correos electrónicos y los medios de comunicación también influyen en este sentido. Debido a esto una misma historia puede tener las versiones más diversas, las cuales se ajustan al entorno específico en donde son contadas.
En esta ocasión en particular describiremos una de las leyendas urbanas más populares en todo el mundo: la de Bloody Mary. Todos conocemos esta historia, en donde un espejo y la mujer asesina juegan un papel fundamental.
Se dice que hace muchos años, una joven llamada Mary enfermó gravemente y falleció. En aquella época la catalepsia era muy común, razón por la cual los cuerpos se enterraban con una especie de cuerda atada a una campanilla en la superficie. La protagonista de la historia fue sepultada de esta forma, y tocó la campana porque realmente no estaba muerta… pero nadie la escuchó.
A la mañana siguiente, la familia de Mary notó que la campana estaba en el suelo. Cuando desenterraron a la joven la encontraron sin uñas, con las manos ensangrentadas y la parte superior del ataúd repleto de arañazos… como si la pobre chica hubiese tratado de salir desesperadamente.
Según el relato, Mary echó una especie de maldición antes de fallecer: todos los que frente a un espejo mencionen su nombre tres veces, la verán reflejada y morirán desfigurados. Pero antes, escucharán las campanadas que nadie escuchó cuando ella necesitaba salir del ataúd.
Esta leyenda urbana suele confundirse con la historia de María I de Inglaterra, conocida como María La Sanguinaria o La Sangrienta por sus actos contra los protestantes. Al mismo tiempo este relato se mezcló con el de Ersebeth Barothy, lo que dio como resultado una enorme equivocación.
El origen de Bloody Mary como leyenda urbana surgió en el año 1978 de la mano de Janet Langlois, quien publicó un ensayo titulado «Mary Whales I believe in you: Myth and Ritual Subdued». En este escrito Langlois pretende dar una explicación al origen de la leyenda y el significado que tiene el espejo. Es el único trabajo en el que se intenta analizar en profundidad la historia de Bloody Mary, sin dejar de mencionar que también incorporaba narraciones y sucesos de numerosas personas.
Como en toda leyenda urbana, existen múltiples variaciones de Bloody Mary. Una de ellas asegura que un niño dijo frente al espejo «Mary Worth» nada más ni nada menos que 47 veces, por lo que ésta se reflejó en él con un cuchillo y una verruga en la nariz mientras lo observaba fijamente. Otros aseguran que Mary fue asesinada en el bosque detrás de la escuela elemental Pine Road y que para llamarla, las niñas debían acudir al cuarto de baño, pincharse los dedos con un alfiler hasta sacarse sangre y decir «creemos en Bloody Mary» diez veces con los ojos cerrados. Al abrir los ojos verían en el espejo la imagen de la niña de pelo largo, tez blanca y un corte en la frente repleto de sangre.
Bloody Mary, Mary Whales, Mary Worth… las formas de llamar a la tenebrosa joven son numerosas, lo que se constituye como un indicio más de que sólo se trata de una leyenda urbana. Aunque no son demasiadas las personas que se animan a comprobarlo.
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